lunes, 13 de junio de 2011

SLOGAN


Se considera el medio publicitario más efectivo para lograr la atención de un sector social, o varios, sobre un determinado producto. También se utiliza para remarcar las cualidades o la calidad de dicho producto.

El slogan o lema publicitario (Del gaélico escocés sluagh-ghairm: grito de guerra), se entiende como frase identificativa en un contexto comercial o político (en el caso de la propaganda). Como expresión repetitiva de una idea o de un propósito publicitario para resumirlo y representarlo en un dicho.

Se usa la palabra en su misma forma Idioma inglesa, aunque ya ha sido aclimatada y aceptada por la Real Academia Española en 1992; Manuel Seco recomienda usar la forma castellanizada "eslogan" y su plural, "eslóganes"; muchos prefieren usar la grafía original. "Consigna" podría proponerse como equivalencia parcial.

En los orígenes de la publicidad moderna, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, un famoso póster se dirigía a los jóvenes británicos para trasladarles la necesidad expresada por uno de los más famosos soldados británicos, Lord Kitchener, un voluntario en servir a su país. Su famoso eslogan "Tu país te necesita" se escuchó a lo largo del mundo. Todavía hoy Estados Unidos utiliza una variante de este eslogan ("El Tío Sam te necesita" "El ejército te necesita").

Los lemas publicitarios son decisivos en la competencia comercial. Un lema efectivo debería:

* Declarar los beneficios principales del producto o marca para el comprador o cliente potencial.
* Destacar las diferencias con el de otras firmas, por supuesto, dentro de los requisitos legales.
* Ser declaración simple, concisa, tajante, directa y apropiada.
* Ser ingenioso, si bien no todos los eslóganes publicitarios tienen por qué.
* Adoptar una personalidad "distintiva" respecto al resto.
* Hacer que el consumidor se sienta "bien".
* Hacer que el consumidor sienta un deseo o una necesidad.
* Es difícil de olvidar, se adhiere a la memoria (quiérase que no), especialmente, si se acompaña con instrumentos nemotécnicos como estribillos, ritmos, imágenes o secuencias de anuncios televisivos.

El buen eslogan debe ser corto, original e impactante. Para conseguirlo, se utilizan todos los recursos estilísticos al alcance del redactor: onomatopeya, aliteración, contraste, rima, etc. También son muy utilizados los juegos de palabras puesto que obligan a hacer un esfuerzo adicional al oyente que permite fijarlo mejor en su memoria. El espectador, además, los considera ingeniosos por lo que no los rechaza de inmediato. El mayor éxito de un eslogan es que los consumidores lo repitan.

Normalmente, los eslóganes son producidos por escritores profesionales entre los que se encuentran algunos de literatura culta, incluso en determinadas ocasiones novelistas (por ejemplo, Vladimir Nabokov propuso algunos a un diario de la época).

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